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Publicado: Mar, Mar 18th, 2014

El sueño cumplido de un pionero

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Una residencia de San Martín contrata a Enrique como bedel

El sueño cumplido de un pionero

Tras diez años como integrante del Centro Ocupacional Nuestro Mundo de Aranjuez Enrique ha encontrado trabajo. En estos tiempos de interminable crisis y de hostigante paro él ha hecho realidad su sueño. Su discapacidad no ha sido obstáculo para que la Residencia San Marcos de San Martín de la Vega (Madrid) haya apostado por su contratación. Su perseverancia ha tenido recompensa. Es el premio a un pionero.

Decidimos encontrarnos con Enrique el pasado lunes y acompañarle en un día laboral. La cita es en el Centro Ocupacional Nuestro Mundo de Aranjuez.

Cuando traspaso la puerta Irene y Javi me toman el poco pelo que me queda diciéndome “¿dónde vas hoy, si no es viernes?”, en referencia en que no es día de reparto del semanario MÁS.

Enrique me aguarda allí y Mónica, una de las monitoras, le espeta riendo: “¡Te vas a hacer famoso!”. Enrique le devuelve la sonrisa y nos encaminamos en busca de David, su responsable.

Subimos a la furgoneta del Taller y nada más colocarse el cinturón de seguridad Enrique saca de la mochila –“¿Has visto? ¡Del Atleti!”, nos dice a David y a mí, sabedor de que juntamos un trío rojiblanco- su desayuno. “Hay que desayunar ahora porque no vas a llegar al trabajo y ponerte a desayunar allí, ¿no?”, le comenta sonriendo su monitor. “¡Claro!”, le responde el nuevo ordenanza atacando su sándwich.

Vamos camino de la vecina San Martín de la Vega y Enrique me va contando cómo se organiza su semana en la residencia. “Los lunes de 11 a 14:00, los martes y miércoles de 17 a 19:30 h y los jueves y viernes, de 10:30 a 14:00”. Hoy hace justo un mes que comenzó esta nueva rutina.

David nos aclara que los lunes –como hoy- le acerca en la furgoneta, los martes y miércoles tiene su tiempo matinal en el Centro Ocupacional y los viernes llega a su trabajo desde casa, muy cerca de la residencia.

“Enrique” –sigue- “nos lleva demandando esta oportunidad desde hace años. Desde siempre ha querido trabajar con un contrato en una empresa normalizada y cumplir su sueño. Rara era la semana en que no aparecía con una noticia tipo `síndrome de Down trabaja en la Comunidad andaluza´ o `discapacitado intelectual trabaja en una bodega de la Ribera del Duero´ (porque él sigue la actualidad con los periódicos y las noticias) pidiendo su ocasión y la residencia se la ha brindado”.

Cuando llegamos a la recepción de la Residencia San Marcos, la propietaria, Marimar, y el coordinador, José, bromean con Enrique porque el viernes olvidó dejar allí su dorada chapa de recepcionista.

Enrique la saca de la mochila y se la prende orgulloso en el pecho mientras comenta divertido que ya no se la volverá a llevar casa. Es momento de iniciar la jornada laboral.

José nos explica que Enrique realiza múltiples tareas en su puesto de trabajo. “Ha entrado como ordenanza pero nos está ayudando a todos en temas administrativos, fotocopias, nos mira el correo del buzón, escanea, destruye documentos, ha escrito algún correo electrónico… Incluso nos ha enseñado a encuadernar los registros de Enfermería y Auxiliares, una cosa que mandábamos hacer fuera. Hemos comprado una máquina y ya se encarga él de todo esto”.

Respecto a los horarios de trabajo, el coordinador cuenta que “aquí se trabaja las 24 horas del día. Lo que hemos hecho ha sido distribuir sus horas en turnos de mañana y tarde para que él vea cómo se trabaja en uno u otro y para compatibilizarlo con su tiempo en el Centro Ocupacional”.

discapacitados-AranjuezMarimar y Jonás son el matrimonio propietario de este complejo privado concertado con la Comunidad de Madrid que además de residencia ofrece el servicio de Centro de Día. Ellos fueron los propulsores de la iniciativa que ha culminado con Enrique contratado.

Marimar nos expresa que “desde siempre hemos querido que una persona con discapacidad estuviera integrada en nuestro equipo. A Enrique le conocíamos de venir a visitar a su abuelo Santiago y cuando decidimos dar el paso nos acordamos de él”.

“Además coincidió que el perfil de lo que buscábamos encajaba perfectamente con Enrique”, continúa la directora. A partir de ahí comenzaron los contactos con su familia y con el Centro Ocupacional para ir puliendo los detalles tanto personales como administrativos.

Desde noviembre el proceso ha sido largo y a veces complejo por la maraña burocrática que existe en una legislación en la que se entretejen pagas, certificados y plazas públicas. Por eso se ha llegado a un acuerdo que deja contentas a todas las partes. El 10 de febrero se incorporó a su puesto de trabajo.

Aunque su lugar está tras el mostrador del vestíbulo, Enrique ya va moviéndose por el resto del centro como pez en el agua. “La fotocopiadora está en un despacho cercano, otras veces va arriba, a la enfermería, para recoger documentos de la doctora…”, cuenta José a la par que la madre del conserje, Delia, dice con tono distendido: “yo les digo que no le dejen coger el ascensor, que suba las escaleras y haga ejercicio”.

Delia está hoy en el centro a petición nuestra para poder recoger sus impresiones, los demás días sólo ve esporádicamente a su hijo trabajando.

Le pregunto qué ha supuesto para la familia un paso así y me responde que “ha sido una alegría enorme, porque además de estar al lado de casa es lo que ha demandado desde punto y hora. Está muy contento y parece que los de la residencia también lo están con él”.

Con brillo de satisfacción en los ojos Delia agrega que “tenéis que verle lo feliz que es. Y esa alegría suya, dure lo que dure esto, a mí me llena”.

Los días que tiene turno de tarde, Enrique no hace pereza y aunque vive a escasos tres minutos andando de la San Marcos, llega con media hora de adelanto. “¿Te gusta venir a trabajar?” “Me gusta mucho y vengo antes”.

Delia nos confiesa que cuando le propusieron que su hijo se incorporara como bedel en el centro de mayores “no sabía por dónde tirar. Me dijeron que estaban pensando en mi hijo para trabajar y se me echó el mundo encima”.

Después de cerrar los flecos para que Enrique no perdiese su plaza en el Centro Ocupacional y tras las primeras impresiones en lo que sería su nuevo desempeño, David acabó convenciéndola de que su hijo era la persona idónea para un puesto al que se le ha rodeado de muchas facilidades por parte de la empresa. “no me lo termino de creer”, dice Delia.

Quizá pronto Enrique no sea el único empleado con discapacidad de la empresa. Jonás y Marimar están construyendo otra residencia en el mismo San Martín de la Vega.

“Queremos ampliar el aspecto de la integración en nuestros centros y habiendo probado lo bien que se desenvuelve Enrique estamos más convencidos de poder dar otra oportunidad como esta”, manifiesta Marimar.

A Enrique sólo le resta abrir y cerrar la cancela exterior mediante el pulsador. Pero esa ya es tarea de Domingo, uno de los residentes más antiguos, ciego, y que ha congeniado con Enrique desde el primer día. Como con todos sus compañeros

 

discapacitados-Aranjuez-3David González, monitor del Centro Ocupacional Nuestro Mundo

“Estas personas sorprenden a quienes nunca han trabajado con ellas”

 

¿Qué ha supuesto para el Centro la contratación de Enrique?

Ha sido un salto grandísimo. Ir de un Centro Ocupacional a una empresa ordinaria hay casos contados, tanto en Madrid como en España. El tránsito normal para una persona con discapacidad es formarse en el Centro un número de años, pasar a un Centro Especial de Empleo y al cabo de los años pasar a una empresa ordinaria.

¿Cómo se ha llegado a esta situación, pues, extraordinaria?

La residencia nos brindó la oportunidad de contratar a una persona con discapacidad. Además conocían a Enrique porque su abuelo fue uno de los primeros residentes y apostaron por él. Para nosotros ha supuesto una alegría grandísima.

¿Estaba el Centro preparado para un caso así?

Afortunadamente desde hace unos años estamos formando a un grupo para tareas de bedel, ordenanza, conserje… Y muchas de las funciones que Enrique tiene que desempeñar ya las tiene trabajadas como ensobrar, encuadernar, escanear, fotocopiar… así que la adaptación es muy buena.

Imagino que esto servirá de motivación extra para el Centro…

Para todos nosotros es una gran satisfacción ver que todos los esfuerzos se han traducido en una realidad concreta.

Empero, al principio surgirían las lógicas dudas…

 La madre de Enrique, Delia, que es una mujer con los pies en el suelo, nos llamó muy nerviosa cuando le ofrecieron el trabajo a su hijo. Incluso nos dijo que si había otro chico más preparado que Enrique que se lo ofreciéramos a él. Le comenté que había que coger al toro por los cuernos y aprovechar esta oportunidad. Desde noviembre en que surgió el asunto hasta el mes pasado se ha estado trabajando para la plena incorporación.

¿Ves factible otra incorporación al mundo laboral en un corto plazo de tiempo?

Es muy complicado. El mundo laboral está muy difícil y para una persona con discapacidad aún más. Las empresas buscan a los más cualificados que no necesiten aprendizaje y con experiencia. Falta que las empresas apuesten por estas personas que son muy capaces de hacer muchos trabajos. A mi no me gusta vender este tipo de contrataciones por los beneficios fiscales que tienen para las empresas –pero si es así bienvenidas sean- sino porque estas personas sorprenden a quienes nunca han trabajado con ellas.

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- Director del Semanario MÁS

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