FYSOL
Publicado: Vie, Oct 25th, 2013

Quéjate lo justo

Pensaba que no me quejaba mucho hasta que leí un libro titulado “Un Mundo sin quejas”. Will Bowen proponía un reto que me pareció sencillo: había que ponerse una pulsera morada y estar, durante veintiún días, sin quejarse ni criticar. Si te quejabas, tenías que cambiar la pulsera de mano y empezar a contar de nuevo los días. Tardé por lo menos seis meses en lograr estar tres semanas seguidas sin quejarme. Me di cuenta entonces de las numerosas veces al día que me quejaba por pequeños contratiempos o criticaba a otras personas.
No quejarse es un hábito que recomienda la Universidad de California para cultivar la felicidad. La queja es lo contrario al agradecimiento, enfoca nuestra atención en lo más negativo que sucede.
Hace poco tuve la ocasión de conversar con Gonzalo Hervás, uno de los grandes investigadores de la psicología positiva en España. Le pregunté: “¿cuándo está justificado quejarse?”. Me respondió: “es una cuestión de proporción”. Gonzalo Hervás me explicó que la queja sirve fundamentalmente para expresar lo que nos preocupa y para buscar soluciones conjuntamente con otra persona a ese problema. Esta función de expresión se satisface con apenas cinco minutos de queja.
Podemos decidir la respuesta que damos a lo que ocurre, en eso consiste ser proactivo. Stephen Covey imaginó un círculo de preocupación, que contiene otro más pequeño de influencia. Cuanto más nos centremos en rumiar las preocupaciones, más pequeño se hará nuestro círculo de influencia. Al contrario, si actuamos afrontando activamente el problema y resolviéndolo, podremos influir en nuestro entorno, aumentando nuestra sensación de control y de autoeficacia.
Según Jean de la Fontaine: “El dolor es siempre menos fuerte que la queja”. Quejándonos de vicio, la vida se hace más gris y menos satisfactoria. Evita, por tanto, quejarte por cosas sin importancia y, cuando te quejes, mira el reloj. Recuerda que cinco minutos bastan y son más que suficientes. No llenes tu vida de quejas y lamentaciones. Recuerda el viejo proverbio: “Si tu mal tiene remedio ¿por qué te quejas? Si no lo tiene, ¿por qué te quejas?”.

FYSOL

Sobre el Autor

- Licenciado en Psicología, experto en Emociones Positivas. Me interesa especialmente la Psicología Positiva, que estudia las cosas que hacen que la vida merezca la pena.

Deja un comentario

XHTML: Puedes usar estos tags HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>