Héctor Anabitarte

La derecha española tiene que improvisar, la evolución social, cultural, económica, la cuestiona y la historia también, en un mundo en el que los cambios se suceden vertiginosamente. Se ve obligada a asumir diversos desafíos, tradicionalmente conservadora tiene compromisos con su esencia, con su identidad.

Un partido, en determinadas circunstancias tiene que .negarse a sí mismo: lo hizo Felipe González cuando propuso al PSOE abandonar el marxismo, fue doloroso pero también necesario. A Feijóo hoy le tocaría propiciar que el Partido Popular de manera categórica se distanciara del franquismo y fuera solidario con las víctimas tan numerosas de este régimen.

Al PP le toca abrir la mochila que lleva en sus espaldas: potenciar la sanidad pública y no coquetear con la privada, y en cuanto a la educación otro tanto, y no favorecer al Opus Dei. Lo público es la mejor herramienta para luchar contra la desigualdad social y económica. ¿Todos iguales ante la ley?. Todos iguales en cuanto a las posibilidades.

En los derechos de la mujer tendría que hacer un esfuerzo. Es tradicional que los nuevos derechos que disfrutan las mujeres a las derechas no les entusiasman ni mucho menos. Pero el PP debería dejar de estar pendiente de la política de Vox, debería dejar de competir con Vox . Son diversos los temas que el PP tendrá que revisar.

La derecha se opuso al divorcio – hoy resulta ridículo- , a la interrupción voluntaria del embarazo, al matrimonio entre personas del mismo sexo, a la eutanasia, a la ley Trans… El mundo de Thatcher y de Reagan, los referentes predilectos del PP, está obsoleto, fracasó, sus propuestas son papel mojado.

Feijóo se propone ganar las elecciones generales y la Europa más moderna, y los gobiernos conservadores, aliados en la internacional Conservadora, lo mirarán con dudas: la derecha alemana recuerda la amistad de Franco con Hitler.