[ Laura Barreiro Marañón ] Es necesario saber soltar. Si algo quema, aprieta, duele, el cuerpo, que es sabio, activa todos los mecanismos para soltar. Cuando vas cogiendo confianza sueltas la mano de tus padres para probar tu capacidad. Asusta, pero la recompensa es la libertad, la aventura, la superación. Al mismo tiempo esa mano adulta se prepara para soltar, con el estómago encogido por lo que pueda pasar pero dispuesto a sostener, orgulloso al ver los resultados y adaptándose porque sabe que el fluir de la vida te lleva a despedirte de esos momentos únicos que tanto valoras y que pasan volando. Cuando ya no puedes más, sueltas, evitas ese dolor, cortas con lo que ancla tu vida, o sueltas todo el aire a la vez descargando esa energía que te ahoga o gritas hasta quedarte sin voz. También sueltas la carcajada cuando la felicidad te rodea, esa que siempre buscamos y que no valoramos cuando la vivimos en presente. Sueltas la primera palabra que te corre por la mente o encuentras el valor para soltar todo lo que deseabas expresar y no te permitías por el miedo, la vergüenza, el respeto, esperando el mejor momento (ese que no existe, que sólo aparece porque tú lo creas). O tu persona que te dejó sin respiración cuando te soltó el primer beso. Hay veces que soltar es imposible porque tu ser querido ya no estará a tu lado, y quieres estirar el tiempo, alargando ese último instante, soltando las lágrimas que queman tu cuerpo, porque lo que se ha roto ha sido tu alma. Sueltas, pero te une a esa persona, a esas vivencias una lazo invisible. Y empiezas a soltar bocanadas de aire porque hay que aprender a vivir. Sueltas palabras, buscando ese bálsamo reparador. Suelto lo que acude a mi mente, sin pensarlo, deslizando los dedos sin censura, dejando a la imaginación volar y al leerlo me pregunto de dónde ha salido porque parecen otros ecos, quizás de otras vidas, o quizás es adivinar lo que sienten otras almas. Canalizo la energía para soltar las letras que impactarán en las rutinas, quizás creando recuerdos o proyectos futuros. Todo en la vida es soltar, todo en la vida es fluir…