Catedrática de Microbiologíade la Universidad Complutense

La semana pasada el semanario Más informó de la pérdida repentina del investigador Juan Pablo Albar y de sus aportaciones en el mundo de la ciencia. Ahora, nos hemos preocupado por profundizar en la personalidad y profesionalidad de aquel aventurero que nació en Aranjuez a través de las palabras de Concha Gil, catedrática de Microbiología en la Facultad de Farmacia de la UCM.Ambos guardaban una relación profesional, que con el tiempo se convirtió en una amistad basada en el respeto y el afecto.“Juntos hemos trabajado y sufrido mucho pero también hemos disfrutado y reído” comenta.

“De Albar cabría destacar su ilusión y entusiasmo para superar metas y objetivos que  acompañaba de una gran generosidad con los compañeros de trabajo. Una persona tenaz que continuamente se fijaba nuevos retos que superaba con un gran espíritu deportivo” recuerda Concha.

La suma de estos rasgos personales y profesionales llevó a Albar a adquirir un carácter polivalente en su trabajo consiguiendo diferentes y positivos resultados. “Su principal logro ha sido la coordinación de un buen número de grupos de investigación de toda España (ProteoRed)  en una disciplina incipiente como era la proteómica, de una forma muy especial, con gran empatía y haciendo posible la sinergia entre personas muy diferentes. Con ello, no solo ha demostrado la importancia del trabajo en equipo consolidando un modelo de referencia para la comunidad científica europea, sino que también ha aumentado de forma considerable la relación con la comunidad científica internacional, donde ahora se valora y respeta nuestro trabajo” argumenta quien fue su compañera de viajes profesionales por muchos años.

Pese a este aire aventurero e inquieto que caracterizaba a Albar, las raíces son las raíces, y más cuando el lugar que te vio crecer no pasa desapercibido. En 1955 nació Juan Pablo,en Aranjuez, rincón del que hablaba muchas veces con cariño y con cierta nostalgia entre sus más allegados. “Me hablaba de su familia-muy numerosa por cierto-; de su colegio y de sus compañeros. Siempre tuvo en mente organizar algún evento científico en Aranjuez” afirma Concha.

Haber participado en múltiples proyectos y alcanzar muchas de sus metas no le hizo disminuir sus ansias de futuro, al contrario, la alimentó. “Tenía varios proyectos de investigación en marcha y solicitados recientemente sobre cáncer (glioblastoma) y  la enfermedad celiaca. Pero su proyecto estrella, con el cual estaba absolutamente entusiasmado, era el Proyecto Proteoma Humano (HPP). Un parte de este proyecto consiste en el estudio de las proteínas codificadas por el cromosma 16; y la otra parte, relacionada con la biología y con la enfermedad, consiste en  el estudio de las proteínas relacionadas con las enfermedades. Él coordinaba  la Iniciativa del Cáncer de la Organización del Proteoma Humano (HUPO) cuyo objetivo fundamental es el desarrollo de métodos de diagnóstico de esta enfermedad y de la mejora de la salud humana. Actualmente estábamos organizando un Congreso internacional de la HUPO y de las Sociedades Europea y Española de Proteómica(EuPA y SEPROT)” concluyó Concha, quien continuará el legado que Albar deja en el mundo de la investigación: las metas están para cumplirlas.