Cruce de emails para Gabo
Por Pilar S-Infante y Ricardo Lorenzo
Querido Rilor: La muerte de Gabo me ha sorprendido leyéndole: hace un par de meses mi hijo me regaló «Cartas y recuerdos», de Plinio Apuleyo Mendoza, gran amigo suyo. Un libro delicioso y clarificador, que me llevó ineludiblemente a «El olor de la guayaba», conversaciones de G.M. con Plinio, leído hace años sin la debida perspectiva. Éste, terminado esta mañana temprano, me llevó a su vez a «La hojarasca», rechazado en su momento por Editorial Losada, con una desabrida nota del crítico español Guillermo de Torre, en la que recomienda a G.M. dedicarse a otra cosa que no sea la escritura. También la editorial Gallimard rechazó «El coronel no tiene quien le escriba». De los dos críticos que lo leyeron, Juan Goytisolo hizo «una excelente nota de lectura», pero Caillois lo rechazó de plano. Seguiré releyendo al amigo Gabo porque releer es encontrar un nuevo libro siempre, una nueva experiencia, una nueva ligazón. Y una forma de no morir. Ni él ni yo. Besos. Ralip
Querida Ralip: Leo tu hermoso texto a propósito de la muerte de G. Márquez y veo que le haces el mejor homenaje que se le puede hacer: leer sus libros. Me divierte mucho (no conocía este dato) imaginar a Guillermo de la Torre (un ser que Borges odiaba profundamente ya que estaba casado con su hermana, Norah) leyendo «La hojarasca» y diciendo a Gabo que se dedicara a otros menesteres ya que la escritura no era lo suyo. Tampoco me extraña nada que Caillois (quien sin embargo «descubrió» Borges a los franceses de vuelta de su periplo argentino invitado por Victoria Ocampo, la todopoderosa directora de «SUR») haya hecho un informe en contra de «El coronel no tiene quien le escriba» (le debe de haber parecido demasiado tropical, seguramente) y que, en cambio, Juan Goytisolo, supiera olfatear el genio. Cada vez me gusta más Goytisolo; está haciendo de vuelta interesante el ensayo literario (y no sólo literario) y ese gusto por reivindicar autores olvidados como Blanco White y al mismo tiempo descubrir el talento de Manuel Puig en una novela tan atípica y rompedora como «La traición de Rita Hayworth» mientras los popes de la prensa literaria calificaban al autor como camp y kitsh y a su obra como «subliteratura». A García Márquez le rechazaron «Cien años de soledad» ya no recuerdo cuántas editoriales. Muchas, hasta que Sudamericana se atreve a sacarla en Argentina. El impacto fue inmediato. Lo recuerdo en mí. Sin embargo, y a partir de esa novela, empecé a leer García Márquez, y «Cien años…» dejó de interesarme tanto. El impacto verdadero, no dirigido a los sentidos desbocados como en «Cien», sino a la inteligencia del lector, me lo dio: «El coronel…», un verdadero «cross a la mandíbula», como decía Roberto Arlt. Creo que es su mejor novela e incluso me gustó mucho la lectura que hizo Ripstein en su película. Si no la has visto, te la recomiendo vivamente, además Fernando Lujan y Marisa Paredes, componen una pareja inolvidable. Que sueñes con las mariposas amarillas de Gabo. Besos, Abrazos y Besos. Salud y Carpe Diem (ahora más que nunca). Rilor