El trasvase al Segura, polémico e ineficaz
“El trasvase Tajo-Segura constituye un ejemplo paradigmático sobre cómo la generación de expectativas acerca de un incremento futuro de los recursos hídricos conduce a una situación de déficit peor que la existente inicialmente”. Esta afirmación no procede de grupos ecologistas ni de los gobiernos de Aranjuez o Talavera, aunque podría serlo. Quien esto afirma es Julia Martínez, miembro del Departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia. En su informe Los trasvases entre cuencas: una forma polémica de gestión del agua pone el dedo en la llaga: sólo “entre 1972 y 1998, la superficie oficial de nuevos regadíos a cargo del trasvase ha aumentado en un 70% con respecto a las previsiones iniciales”. Así, en Murcia, se ha producido una conversión de tierras al regadío al margen de la capacidad agrológica de estas tierras.
La justificación del trasvase en virtud de un reparto equilibrado y justo del agua en España no ha sido tal y, con los años, se ha demostrado que “el déficit hídrico en la cuenca (del Segura) ha aumentado en una cantidad mayor incluso que todo el volumen de agua del trasvase asignado al regadío”. Pero no sólo se ha fallado en cuanto al uso del agua. La estimación y gestión de los recursos trasvasables en ningún momento tuvo en cuenta posibles episodios de sequía, cuando es un hecho ampliamente reconocido que el Tajo ha experimentado una reducción de sus aportes.
Desde 1980, se aprecia un descenso de las aportaciones, especialmente significativo en la cabecera del Tajo, aunque el punto crítico de la cuenca del Tajo es Talavera de la Reina, donde el caudal medio de los meses de julio ha sido inferior a 2m3/s en algunos años, con problemas de calidad y degradación de riberas, y con las consiguientes protestas ciudadanas. Allí sí.
El resultado final del trasvase es que las expectativas generadas han generado un déficit por una doble vía: los recursos trasvasados no han sido los máximos legales por la citada sequía y, por otro lado, la superficie de regadío se ha incrementado muy por encima de la considerada, necesitándose desde Murcia más y más agua. Un recurso que, a su vez, ha sido restado al cauce natural del Tajo para generar problemas medioambientales.
Y es que, según los expertos, “las medidas basadas exclusivamente en el incremento de la oferta de recursos hídricos disponibles suelen formar parte del problema y no de su solución”.