VIH/Sida, una historia dramática y desgraciada
Héctor Anabitarte
VIH/Sida, una historia dramática y desgraciada. En 1981 en Estados Unidos, se detectó, al parecer una nueva enfermedad. Cinco casos que afectaban a jóvenes con una buena situación de salud y los cinco murieron. Los tratamientos utilizados no fueron eficaces, la infecciones no remitieron.
Se empezó a sospechar que se trataba de un nuevo virus desconocido hasta entonces. Estos jóvenes eran homosexuales y se empezó hablar del «cáncer gay» y que se trataba de un castigo divino.
Desconcierto en el mundo científico y socialmente marginación, discriminación, leprosos en pleno siglo XX.
En un par de años se logró aislar el virus pero la conmoción mundialmente no disminuyó. En 1986, cinco años después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Naciones Unidas, lentamente, reconocieron que se trataba de un grave problema de salud pública y que se estaban violando los derechos humanos de los afectados.
Se popularizó lo de las cuatro H: gay, drogodependientes, hemofílicos y haitianos que residían en Estados Unidos. ¿Haitianos ? Es que la epidemia hacía mucho tiempo que estaba presente en África en países como Uganda en donde la OMS tenía oficinas pero no habían observado nada no habitual.
En Estados Unidos cinco casos provocaron la alarma mientras que en África morían miles de personas desde hacía años y el origen eran relaciones sexuales heterosexuales sin prevención.
En los años noventa se lograron tratamientos eficaces, Sida ya no era igual a muerte, al menos en los países desarrollados.
Hoy en España viven estos enfermos muchos años, es una enfermedad crónica que tiene efectos secundarios importantes. Según la OMS en 2022 se contabilizaron unas 500.000 nuevas infecciones. La ausencia de una política educativa, sexual, sigue siendo fundamental. La sexualidad sigue siendo un tabú en una cultura, una sociedad, tan sexualizada.
En los primeros años ochenta surgió en España un potente movimiento ciudadano en favor de la educación sexual, por el uso del preservativo, la utilización de los nuevos tratamientos, por los derechos de los afectados. En Madrid, Alicante, Barcelona y en otras comunidades autónomas, en casi todas, surgieron comités, fundaciones, casas de acogida, especialmente para personas sin recursos o que habían sido rechazados por la familia.
Finalmente, «los sidosos», en general, están condenados a ser clandestinos, no les conviene que se sepa en el trabajo, en ambientes educativos, deportivos, etc…