Lectura: Certamen Literario La Corrala – Patio Feminista
Cuento y microrrelato de Iraldo Ramírez Tapanes
- Regalos diferentes
En casa los niños estaban entusiasmados en víspera del día de los Reyes. Como era tradición de la familia cada uno ocupo un lugar en la mesa para escribir su carta. Era la oportunidad de pedirles los regalos que deseaban para este año.
«Queridos Reyes Magos. Les cuento que he obtenido buenas notas en la escuela y me he portado bien hasta he pensado estudiar para ser maestra. Tengo una inversa vocación para enseñar a otras niñas y niños para que aprendan a leer y escribir. Me gustaría que este año me traiga una muñeca. Con toda la admiración.
Daniela».
«Estimados Reyes Magos. Deseo que al leer mi carta este bien y listo para cumplir los sueños de todos los niños del mundo. Les cuento que no obtuve buenos resultados en los exámenes ¿saben por qué? Es muy sencillo, no me gusta la escuela, pero me esfuerzo, eso sí, mamá y papá no han tenido que llamarme la atención pues me he portado bien por eso quier que me traiga un robot grande listo para combatir a los malos de este mundo. Saludos.
Marcos».
Entonces colocaron las cartas al pie del árbol de navidad.
Daniela recibió su muñeca y Marcos su Robot, y así todos los años siguientes. A Daniela, los Magos Reyes le traían juegos de cocinas y Marcos un juego de béisbol. A Daniela le trían peluches de todos tamaños y Marcos una granjita con muchos animales. A Daniela le regalaban Barbis, mientras que a Marcos le obsequiaba un carro de policía. A Daniela le trajeron una caja de música con una bailarina que danzaba al compás de las melodías y Marcos una bicicleta.
Así fue, hasta que Daniela cumplió diez años y Marcos once años. En esta ocasión recibieron regalos «diferentes».
__ Yo no pedí un juego de construcción- dijo la niña.
__Ni yo un juego de enfermaría- dijo el niño.
__ ¿Sabes? Es que los Reyes Magos tienen muchos pedidos de los niños- le explicaba la madre- Deben recorrer muchas distancia de una ciudad a otra, de un país a otro, de un continente a otro.
__ Eso quiere decir…
__ Tal vez se equivocaron.
El padre miro a la madre con complicidad y dijo.
__ Eso. Los Reyes Magos se equivocaron.
__ Si- afirmo la madre- Porque las niñas no son constructores y los niños no son enfermeros.
__ ¡Tengo la solución! – anuncio el padre.
Hubo un silencio expectante.
__ ¿Regresar los juguetes? – dijo desconcertada la niña.
__ ¿Qué propones papá? – preguntó el niño.
__ Es muy fácil-dijo el padre- Se intercambian los juguetes.
La abuela que había llegado y escucho la conversación dijo.
__ Eso no va a suceder.
__ ¿Por qué? – preguntó el padre.
__ ¡Abu! Ayúdanos- le pidió la niña.
__ Dale abuela- rogo el niño- Usted siempre presta a solucionar nuestros problemas.
__ Mis amores, hay algo que ya ustedes deber ir sabiendo- Tomo aliento y dijo- Tanto Daniela, como tú Marcos pueden ser lo que quieran…
_ ¿Cómo eso? – interrumpió el jovencito.
__ Nunca dejen que nadie les diga que deber hacer en cada momento de sus vidas.
El padre intervino en la plática y dijo.
__ Mujer no le hables así.
__ Hijo ¿Se puede saber por qué?
__ Bueno porque son solos unos niños.
__ Ya es hora de que comprendan que todos somos iguales.
__ ¿Quieres saber mi opinión? – dijo el padre- No es correcto que los niños jueguen con juguetes del otro sexo.
__ ¡Quién lo dice!
__ Bueno ¿Usted tiene otra explicación?
__ Para algunos sí. Para otros no. Ahora, lo más importante es que ellos aprendan a ser felices.
Daniela y Marcos jugaban todas tardes.
Ella en algunas ocasiones es constructora a pie de obra. Otras, es la ingeniera dirigiendo un grupo de obreros en la construcción de una escuela.
El, jugaba ser enfermos de un hospital. Y muchas veces ayudaba a otros niños del mundo para que crecieran saludable y felices.
La madre al verlo exclamó.
__ ¡A hasta los reyes magos entienden de igualdad!
- El gen
En mi familia hay un gen que no funciona bien, principalmente el de los hombres. Mi padre es un hombre con un intelecto innovador increíble, pero con cierto aire de superioridad. Mi abuela se refiere que ese mal tiene raíz desde el mismo día que se plantó el árbol genealógico familiar, por lo tanto, no es una casualidad que mis hermanos lo apoyen constantemente pues se creen los príncipes del patriarcado.
__ Este proyecto no va a tener futuro- le dijo mi padre a mi madre.
Ella había descubierto su necesidad de escribir. Ella había descubierto que en su interior tenía muchas voces que debían ser escuchada. «Es hora»-me dijo- «de desterrar el machismo». Yo estaba doblemente feliz, por ella, por mí y por todas las mujeres que ahora mismo estaban viviendo similar situación y sobre porque con esa actitud podríamos inyectar el gen de los hombres hasta endomecerlo para que las mujeres seamos capaces de tejer nuestros propios sueños.