Una obra de Leticia Arbelo

• Govinda

Año 2045. Lujan. Provincia de Buenos Aires. Argentina. Destacamento policial. Hay solo una silla con un protector plástico donde está sentada Leila. A la derecha, una pantalla donde se proyecta la cara gigante de una oficial de policía. Leila esta sola. Viste una túnica blanca descartable, esta sin zapatos, tiene guantes de látex. La cara y las manos un poco manchadas con acido. 

Leila: Devuélvame mi teléfono oficial por favor, necesito saber si mi amiga me escribió. La dejésola. Bah. Ella se quiso quedar. No, en la finca no está. Ella se fue conmigo. Si caminando. Pasamos una noche en un bar de la ruta pero se enamoró del que atendía y se quedo ahí. (Pausa)Yo no sé lo que es querer. Por lo menos no a un hombre. No me dejaban. Me decían que solo debía adorar a Krishna pero que krishna podía adorar a otras. Te lo tenés bien merecido, me decían. Por puta. Por buscona. Por no querer usar el «sari». Si estas acá tenés que usar el sari, me decía. Si no vienen otros tipos y piensan que estás disponible y vos ya no estás disponible. 

Trabajas acá para Krishna. Desde que entraste acá que vibras en la conciencia del supremo (una lágrima le roza su mejilla. Pausa) ¿Armas? Una sola. Nos dijeron que era de protección. Que tenía balas de goma. Estaba escondida. No lo sé oficial, supongo que en alguna de las dos casitas que estaban al lado del templo, porque ellos entraban y salían de ahí muchas veces al día. 

Es raro porque no usábamos cuchillos ni tenedor para comer solo usábamos cucharas. Por el principio de la no violencia. Algo así. Eso nos explicaron el primer día. Si era un arma, la vi. El me la mostró, bah yo lo descubrí limpiándola un día a las cinco de la mañana antes de la meditación y no tuvo más remedio que decirme que era una nueve milímetros. Yo no robé nada. Nada, fue mi amiga que se llevo una de las deidades. Si ya sé que es robo. Esta mal. Pero no teníamos plata. No nos dejaban manejar plata. Por eso necesito el teléfono para ver dónde está y que hizo con Govinda. Si. Se llevó a Govinda. Le dije que no lo haga pero ella cree que lo puede vender en la feria. Ellos fueron muy claros que si alguno robaba algo era considerado bikarma, o sea doble karma. Todavía era de noche y ya caía la lluvia ácida. Ahí fue cuando ella aprovecho para entrar al templo y llevarse a Govinda. Le dije que no lo haga. Que estaba la flaquita morocha dando vueltas. Lo que pasa que ese día a Govinda 2 le había puesto un collar de oro. Le dije llévate solo el collar, si, ya se está mal. pero ella se llevo a Govinda entera. La envolvió en la campera y se la llevó. Caminamos con muchísimo miedo tratando de que no nos vea nadie, la lluvia ya nos empezaba a quemar la piel. Devuélvame mi teléfono, yo hablo con ella y le digo que devuélva la deidad. Pero por favor, yo no voy a volver. Ni aunque me busquen todos los gurúes de todas las fincas raras. Prefiero quedarme acá con usted. Aunque sea policía.