Ni una lágrima en la quema de la sardina de Aranjuez
Los alumnos de la URJC cierran el Carnaval con su desfile

Llorar, lo que se dice llorar, no se lloró nada. La carnavalera comitiva de estudiantes del Campus de la Universidad Rey Juan Carlos de Aranjuez partió del antiguo cuartel de Pavía tras los sones charangueros de los Fresones Salaos y ni una lágrima por el pobre pescado que iba camino al crematorio preparado en la Plaza de la Constitución.
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La festiva manifestación, lejos de duelo, presentaba jolgorio por todos sus poros después del encuentro previo en el patio de la facultad en una fiesta en la que se premiaron a los mejores disfraces, que lucieron Javier Barbero, Laura Cañada, Inés del Castillo y Jorge Escobar.
Después se emprendió la marcha por las calles de Guardias de Corps, de la Florida, de la Calandria y de Stuart para embocar frente al Ayuntamiento y darse un garbeo por las inmediaciones de la zona peatonal calle de Postas.
Tras la jarana, la sardina confeccionada con paneles de diversos colores suspendidos en un bastidor fue presa de las llamas y ni así se oyó ni un lamento ni se humedecieron los lagrimales de los presentes, incluidos los agentes de la Policía Local que escoltaron al desfile y a los miembros del cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, manguera al quite. La fiesta organizada por la Facultad de Artes y Humanidades en colaboración con la Delegación de Fiestas del Ayuntamiento se prolongó cuando de la sardina ni pavesas quedaban. Adiós a Don Carnal, llega Doña Cuaresma.
