EDITORIAL: Sor Manuela
Sor Manuela se ha despedido de la Casa de San José de Aranjuez. La Hermana ingresó con 22 años en la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul y, desde entonces, ha dedicado su vida a ayudar a los más desfavorecidos, a los más vulnerables. Ahora se traslada a Alba De Tormes, Salamanca, para tener un merecido descanso.
Es una figura importante en la historia de Aranjuez, una mujer que ha trabajado durante años desde la humildad para tratar de ofrecer una vida un poco más justa a quienes menos posibilidades ha tenido.
Fruto e este trabajo, en 2009, fue nombrada Amotinada Mayor en las Fiestas del Motín. La por entonces concejala del Gobierno municipal, Paz Medina, expresó que «Sor Manuela se impregna indefectiblemente de ese espíritu de sacrifico y dedicación a los demás, aportando además su especial forma de hacer las cosas, desde el anonimato, desde la humildad, que no la ha impedido estar siempre en primera línea en acciones solidarias”. Palabras que definen de manera clara y concisa la vida de Sor Manuela.
La Hermana ha pasado años ayudando a familias y particulares, a personas enfermas, propiciando una integración social y laboral a mucha gente, especialmente a mujeres y, también, al colectivo de inmigrantes de Aranjuez.
En 2013 consiguió que se pudiera en marcha el Comedor Social San Vicente de Paul, una iniciativa que permitió que muchas familias pudiesen, comer y, después, llevar alimentos a sus hogares para evitar la estigmatización.
Llegó a repartir más de 150 comidas diarias, logrando la implicación de mucha gente, que ha colaborado en ese comedor social durante años, y que siguen colaborando. También, evidentemente, en coordinación con los Servicios Sociales del Ayuntamiento, un ente indispensable en el buen hacer de las políticas sociales.
También es una figura afincada en la cultura ribereña, porque Sor Manuela es poetisa y amante de la obra de Juan Ramón Jiménez.
Sor Manuela se marcha de Aranjuez, pero deja un recuero imborrable en toda la sociedad ribereña, que le ha profesado y le profesará siempre un cariño que se ha ganado a pulso. Descanse en su retiro salmantino, y que sea por muchos años. Y gracias por todo el legado que deja.
Sin duda alguna Sor Manuela fue una pieza fundamental en mi visá y en la vida de mi familia.
Eternamente agradecidos