Héctor Anabitarte

La hegemonía estará en el Pacífico y Europa se ubicará en la periferia del mundo pero seguirá siendo un continente interesante, creativo y que no convendrá ningunear.

El planeta se mueve (y ahora se descubre que se mueve un poquitín más rápido) y los humanos también, son insaciables. En África empezó la aventura, hace algunos millones de años, poblando todos los continentes.

Europa se convirtió en el pionero del mundo Occidental, el Mediterráneo especialmente, recordemos la importancia del Imperio Romano, que llegó a destruir a Cartago, aún hoy estamos en deuda de aquella cultura, y Atenas, que «civilizó» a los romanos, algo rústicos.

Después la hegemonía pasó al Atlántico cuando Colón llegó a las Indias. Y ahora China aspira a convertirse en la potencia hegemónica del siglo XXI. Estados Unidos ha tomado nota.

En tres décadas más o menos China se ha convertido en una gran potencia y se relaciona amistosamente con Rusia, y la India, y pasito a pasito crece su presencia en África e Ibéricamente. Estados Unidos ya no es el gendarme del mundo, Rusia pensaba derrotar a los ucranianos en unos días.

Conviene pensar que el Gobierno chino con actuará con inteligencia y prudencia en este proceso. Conviene tener en cuenta que China padece una dictadura, desde siempre, y aquello de la economía impone mirar para otro lado.

Debido a la pandemia se produjeron manifestaciones, enfrentamientos con la autoridad, y en algunas fábricas el personal a exigido aumento de sueldo. Algo sacude la sociedad china, ya no será obligatorio tener sólo un hijo, pero resulta que muchas jóvenes prefieren estudiar, trabajar, practicar deportes, valorar el ocio sin culpa.