Los derechos de los niños
El pasado 20 de noviembre se conmemoró el Día Universal del Niño, una fecha que coincide con el Aniversario de la Declaración Universal de Derechos del Niño, que se decretó en 1959, y que también rememora la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño el día 20 de noviembre del año 1989. El objetivo de esta celebración no es otro que crear conciencia en el ámbito educativo y en la propia sociedad para que todos los niños y niñas estén protegidos, seguros, con salud y educación, independientemente del lugar de su nacimiento o procedencia. Los niños tienen derecho a la supervivencia y a la salud, a la educación, al juego, a la protección, a no ser separados de su familia, a tener un nombre y a opinar y ser escuchados. Y este derecho a la libertad de expresión es uno de los más importantes en su educación y en el desarrollo de sus culturas, porque es imprescindible saber qué opinan, sobre todo, si se va a tomar una decisión que les afecte. Lamentablemente, la sociedad no está acostumbrada a escuchar a los niños y niñas, porque entiende que no tienen el suficiente rango de madurez que, se supone, debería tener cualquier ser humano para expresar qué siente y cómo lo siente. Pero no es cierto, porque los niños, en muchas ocasiones, son capaces de dar lecciones a los adultos, hacerles reflexionar y ser ejemplo para generaciones anteriores a ellos, y si no, como prueba más reciente, solo hay que detenerse en su propio comportamiento durante la pandemia del COVID-19, meses en los que han demostrado una capacidad para asumir responsabilidades que muchos adultos no han podido o no han sabido mostrar. Los niños deben ser escuchados, y por eso extraña que desde la delegación de Educación no se les esté dando participación, no se esté convocando el Pleno Infantil y no se recojan, de una manera u otra, todas las inquietudes y aportaciones que pueden ofrecer a la sociedad ribereña. La crisis sanitaria no puede servir de excusa para no escuchar a los representantes más pequeños de los centros educativos, porque se podría haber optado por otras fórmulas para convocar a la Corporación infantil, aunque no sea en la fecha habitual, a primeros de diciembre. Porque ellos tienen la necesidad de participar en la vida de su ciudad y el derecho a asumir la responsabilidad para cambiar cosas que no les gusten o que se puedan mejorar… y sus mayores tenemos la obligación de involucrarles, de animarles a proponer y de mostrarles el camino del respeto, la igualdad y la no discriminación por motivos de sexo, raza, creencias o condición sexual. Todas las administraciones, desde el Estado hasta los Ayuntamientos, pasando por las Comunidades Autónomas, deben asumir el cumplimiento de estos derechos, garantizar su bienestar y hacer que se sientan importantes, porque son el futuro de este planeta y debemos hacerles ver, desde la libertad, que las riendas de este mundo deben ser suyas, para que, entre otras miles de cosas, consigan allanar el camino a otros niños que vendrán a asentar los pilares de una sociedad más justa e igualitaria.