Presupuesto de debilidad
La pasada semana, la Corporación municipal aprobó, de manera inicial, los Presupuestos que el Gobierno local presentó para 2021. El voto a favor de PP, Ciudadanos y Acipa y la abstención de InPar fue suficiente para que el voto de calidad de la alcaldesa -VOX votó en contra pero faltó uno de sus concejales- decantase el voto favorable a las cuentas para este año. Ya es llamativo que cuatro años después de la aprobación del último presupuesto municipal, en 2017, al Gobierno de Partido Popular y Ciudadanos le hayan entrado las prisas para cuadrar un presupuesto que se va a aprobar de manera definitiva, se supone, en el último mes del año. Más si cabe teniendo en cuenta que el portavoz de Acipa, Jesús Mario Blasco, afirmó en varias ocasiones que ya se está trabajando en los de 2022, que son los que deberían haberse aprobado en el último Pleno. Ahora deben pasar 15 días hábiles para el pedido de alegaciones, lo que indica que si quitamos los festivos y los no laborales, la aprobación será, como muy pronto, para el inicio del mes de diciembre. Toda una incongruencia. Iniciativa para Aranjuez, que está en todo su derecho a abstenerse e, incluso, a estar de acuerdo con el presupuesto presentado por el gobierno municipal, aunque afirmó que no lo están, justificó su abstención, que propició la aprobación inicial, basándose en que en este periodo de alegaciones pretenden presentar enmiendas para que ese presupuesto varíe algunas de sus partidas. Sin embargo, legalmente, esas alegaciones están ya tasadas y la Ley de Haciendas Locales determina solo tres supuestos tasados para entablar reclamaciones; por defectos procedimentales, por omitir crédito necesario o por insuficiencia de ingresos en relación a los gastos presupuestados. Solo se admiten reclamaciones basadas en defectos presupuestarios. Lo que significa que InPar no va a poder presentar las alegaciones que, en principio, pretenden. Esta tesitura pone en un compromiso tanto al partido liderado por Juan Carlos Ramírez como a VOX, porque si InPar atiende a la coherencia de su voto de confianza para poder cambiar ciertas cosas y no puede hacerlo, su abstención debería ser un voto en contra. En la misma línea se debería posicionar VOX, que si continúa mostrando su desacuerdo con las cuentas debería continuar con su voto en contra, lo que significaría que la alcaldesa, María José Martínez, tendría serios problemas para la aprobación finas de las partidas presupuestarias. Es evidente que los presupuestos son un programa político y que es muy complicado que todos los grupos se pongan de acuerdo y condensen qué es lo mejor para esta ciudad, porque cada grupo pretenderá, dependiendo de su ideología, cuadrar los presupuestos a su grupo. Y esto es algo que sucede independientemente del partido político que esté en el Gobierno en cada momento, suelen pactar con los grupos más cercanos ideológicamente hablando, pero cuestiones de este tipo, tan importantes como un presupuesto municipal, nacen con la debilidad, en este caso, de prácticamente -e, incluso mayoritariamente- con la oposición de la oposición. Martínez tiene casi un mes para convencer a InPar y a VOX con argumentos con los que no les ha convencido hasta ahora, porque las cuentas son inamovibles.