Esta semana, la Unión Comarcal Las Vegas de CCOO ha celebrado la XXI edición de las Jornadas por la Integración, un evento en el que, además de la organización sindical, participan una serie
de colectivos con diversas actividades en las que expresan a los participantes las necesidades, reivindicaciones y particularidades de cada uno de ellos.
La integración es un proceso en el que todos los sectores y agentes sociales deberían estar implicados.
Hablar de integración es hablar de igualdad y, por eso, es fundamental que estos sectores se impliquen en un desarrollo que no solo está dirigido a personas desfavorecidos, con pocos recursos, con alguna discapacidad o inmigrantes. La integración es responsabilidad de todos porque con esfuerzo se puede combatir cualquier desigualdad o las problemáticas que la impidan.
En este sentido, las administraciones públicas tienen que ser las primeras que se impliquen, ofreciendo recursos sociales, económicos y políticos para que ninguna rama de la sociedad se descuelgue del árbol. Es fundamental que, si hablamos de inmigración, estas administraciones centren sus esfuerzos en ofrecer facilidades para que, quienes llegan, puedan sentirse partícipes no solo ya de sus derechos, también de sus obligaciones como ciudadanos.
Poner a su servicio todos los recursos de los que se disponga para su integración a través de los conocimientos, la formación o la legislación.
Si hablamos de la falta de recursos, las administraciones tienen que hacer hincapié es erradicar la desigualdad, trabajando para que existan menos diferencias salariales y ocuparse de que, quien
menos recursos tenga, pueda disfrutar de un mínimo bienestar.
Si hablamos de discapacidades o de dificultades de movilidad, las administraciones públicas deben sostener, con inversiones y ofreciendo facilidades, que todas las personas estén en disposición de disfrutar de los mismos derechos, de una igualdad que, en la actualidad, no se hace patente. Las acciones
son mucho más importantes que las promesas o que las palabras. Actuar es ofrecer soluciones a quienes tengan dificultades y, para unos casos, se deben ampliar partidas presupuestarias para disponer de más profesionales alservicio de personas que tengan menos recursos y, en otros, actuar en infraestructuras, invirtiendo, para que quienes tengan dificultades para la movilidad no puedan percibir ese tipo de sensaciones.
Si hablamos sobre igualdad, es inevitable poner sobre la mesa la evidente diferencia existente entre hombres y mujeres en ámbitos como el salarial, la formación, la conciliación, las tareas del hogar o las dificultades, en el caso de la mujer, para acceder a altos cargos como ejecutivas en las empresas.
La integración es una responsabilidad de toda la sociedad y, para ello, es imprescindible que todo el
mundo esté implicado.
Cada institución, cada ser humano, debe poner de su parte su granito de arena para conseguir una convivencia plena tanto en derechos como en obligaciones.