Bailar bajo la lluvia
[ Laura Barreiro Marañón ] Solemos tener una zona de confort, un estado de bienestar que nos hacen sentir protegidos, como si estuviésemos en un tubo de cristal que nos aísla pero por el que podemos ver. Es como cuando ves la lluvia desde tu casa y te sientes calentita, cobijada, sientes la belleza del momento pero también eres consciente de lo que sienten los que están en la calle. Ves los árboles moverse pero no sientes el aire, ni el sonido, ni la vibración. Pero dentro de esa tranquilidad existen momentos, vivencias, pensamientos que resquebrajan, aunque sea una mínima parte, esa sensación. Empezamos a pensar más allá, nos sentimos impulsadas a buscar una solución o a vivir algo nuevo. Sopesamos pros y contras, reflexionamos, cogemos fuerza y decidimos pasar a la acción. Sigues en el salón, pero dejas la manta, te levantas y te acercas a la ventana, incluso la abres aunque sabes que se puede mojar el parquet pero quieres sentir el viento, oír como caen las gotas y oler la tierra mojada. Y se pinta una sonrisa, te armas de decisión (aunque también te protejas y cojas chubasquero y paraguas) y sales a la calle, incluso sonríes cuando los demás te miran como si se tu hubiese ido la pinza, pero tienes claro lo que quieres. Quieres sentirlo en tu piel, quieres empaparte, y decides romper las barreras, que no son otras que las tuyas porque eres la verdaderamente responsable de su vida, y te fundes en la lluvia, te mezclas con la esencia de la naturaleza, con la fuente de la vida. Y ríes al bailar bajo la lluvia, incluso puedes ver y abrazar a esa niña que fuiste y saltaba en los charcos sintiendo la felicidad absoluta. Hay momentos en los que decides tomar las riendas de tu vida, aunque quizás te equivoques, pero confías en tus posibilidades porque sabes que realmente mereces la oportunidad y que todo te vaya bien, has aprendido y has trabajado los recursos, quieres tener nuevas sensaciones que sabes que serán tu trampolín hacia algo mejor. Eres valiente porque confías en tu fuerza interior. Y lo mejor es que todo fluye…y sonríes…y ¡¡VIVES!!