[ Ergoestética Maria Rosa. Desde 1968 ] El sol emite diferentes tipos de radiaciones, entre las que hay que destacar los rayos ultravioleta y los infrarrojos, responsables de efectos beneficiosos y perjudiciales sobre la piel. Existen dos tipos de radiaciones ultravioleta que llegan hasta la superficie de la piel, las B (UVB) y las A (UVA). Los rayos ultravioleta B (UVB), penetran poco en la piel, son responsables del eritema o enrojecimiento y desencadenan el proceso del verdadero bronceado. Los rayos ultravioleta A (UVA), penetran más profundamente en la piel, son responsables de la aparición de la pigmentación inmediata y son las desencadenantes de las alergias solares, las reacciones fototóxicas y, a largo plazo, del fotoenvejecimiento cutáneo. Las radiaciones infrarrojas, producen un efecto calórico y pueden potenciar los efectos negativos de los UVB y UVA. La exposición inadecuada al sol puede provocar insolaciones, quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel, alteraciones del sistema inmunitario, afecciones oculares y cáncer de piel. Para evitar todos estos efectos adversos, el maravilloso mundo de la cosmética ha creado, nuestro mayor aliado, el protector solar o fotoprotector, pero… ¿Cuál? A la hora de escoger el fotoprotector más adecuado, es muy importante tener en cuenta los siguientes factores: Minutos de exposición y tipo de piel. Para ello, debemos conocer primero el fototipo de piel. Los diferentes fototipos se agrupan siguiendo los criterios de la escuela Fitzpatrick. Fototipo I: Piel muy clara, con una alta tendencia a la quemadura solar, el bronceado es prácticamente nulo. Fototipo II: Piel clara, con tendencia a la quemadura solar, el bronceado es muy ligero. Fototipo III: Piel clara en invierno, bronceada en verano, se quema con una exposición prolongada al sol, el bronceado es claro. Fototipo IV: Piel morena, broncea con bastante facilidad y es difícil que sufra quemaduras solares, el bronceado es oscuro. Fototipo V: Piel oscura, broncea con mucha facilidad y es muy difícil que sufra quemadura solar, el bronceado es muy oscuro. Fototipo VI: Piel muy oscura o negra, no es tendente a quemaduras y el tono de bronceado es negro. Conociendo nuestro fototipo solar, podemos determinar el FPS (Factor de protección solar) más adecuado, en función del tiempo de exposición solar. Fototipos I y II: En largos periodos de exposición y actividad al aire libre FPS 50, en una actividad moderada al aire libre FPS 50/30. Fototipo III: En largos periodos de exposición y actividad al aire libre FPS 50/30, en una actividad moderada al aire libre FPS 30/15. Fototipo IV: En largos periodos de exposición y actividad al aire libre FPS 30, en una actividad moderada al aire libre FPS 15. Fototipos V y IV: En largos periodos de exposición y actividad al aire libre FPS 20/15, en una actividad moderada al aire libre FPS 10/8. Sabiendo todo esto, es muy importante que el fotoprotector se adapte a tu tipo de piel, es decir, no es lo mismo utilizar un FPS 50 en una piel seca que en una piel grasa/mixta, pues un factor elevado puede ser comedogénico y facilitar la aparición de impurezas debido a que la mayoría de ellos contienen un elevado índice de barreras físicas (componentes como el dióxido de titanio, que a la larga puede ser dañino y provocar hipersensibilidad cutánea), es decir, taponan más la piel pudiendo rebotar más grasa al exterior. Siempre es recomendable acudir a un especialista que analice tu piel y te recomiende la textura más adecuada. Recuerda: Si estás tomando alguna medicación asegúrate, antes de la exposición solar, que ésta no sea fotosensibilizante. La exposición excesiva al sol es un peligro importante para la salud. “Las líneas del bronceado desaparecerán, pero los recuerdos jamás”