[ Héctor Anabitarte ] El planeta dijo basta y no de manera discreta, sigilosa. Hace unas décadas científicos poco conocidos, activistas en defensa del medio ambiente, personas atentas a lo que pasa en el mundo, alertaron que vivíamos en un proceso de cambio climático provocado por los humanos, y que las consecuencias podían ser catastróficas. Esta alerta tuvo muy poca repercusión y no faltaron negacionistas, generalmente vinculados al negocio del petróleo. Esto le suele pasar a los pioneros en cualquier tema. Afortunadamente ninguno fue condenado a la hoguera ni tuvieron, de rodillas, que pedir perdón. Hoy las evidencias son indiscutibles. Según las Naciones Unidas nueve de cada diez desastres ambientales se deben al cambio climático. En las Islas Salomón, en el océano Pacífico occidental, el agua sube siete milímetros al año. Cinco islas ya han desaparecido. En la isla de Kiribati viven cien mil personas, y desde 1989 reclaman a la comunidad internacional por esta situación. Estarían obligadas a emigrar, ya están emigrando, especialmente a Australia y Nueva Zelanda. El primer ministro en Tuvali, que ha recorrido el mundo, no ha dudado en decir que «este es un problema sobre nuestra existencia». Del 4 al 7 de octubre en Madrid se podrán ver 20 documentales que evidencian esta catástrofe, algunos sore lo que está sucediendo en España. Si el escenario del incremento del nivel de los océanos continúa así, para el año 2100, solo faltan ochenta años, las niñas y niños que hoy nacen lo podrán vivir, parte de Barcelona, Santander, Málaga, A Coruña y otras zonas se verían totalmente inundadas: regiones en España, hoy despobladas, no estarán en condiciones de recibir tantos refugiados con el agua en los talones. Más de diez millones de personas han tenido que abandonar sus tierras por las sucesivas sequías, según la ONU. El Tajo podrá sufrir estas sequías incrementadas por los trasvases. El turismo: en 2018 vinieron menos turistas británicos no solo porque la libra vale menos. Hizo tanto calor en el Reino Unido que se quedaron en sus playas. Muchas religiones hablan de apocalipsis, de juicios finales, y no se refieren al agua, más bien al fuego…, pero parece que será el agua. Si seguimos así será más importante saber nadar que estudiar inglés.