…tiene un problema de civismo. Es my recurrente para algunos ciudadanos e, incluso, algunos partidos en la oposición afirmar que el municipio no tiene el mantenimiento adecuado en cuestión de limpieza urbana, y no es cierto. Aranjuez, hasta la firma del nuevo contrato con la empresa que se encargará de la recogida de residuos y del aseo de las calles, tenía ciertas dificultades para cubrir todas las necesidades, entre otras cosas porque el anterior pliego de condiciones no incluía la limpieza de algunos barrios, que se construyeron después de la firma del anterior contrato. Aún así, la empresa adjudicataria actuaba en estos barrios por un acuerdo con el Ayuntamiento y, por lo tanto, no se han dejado de limpiar. Los operarios que se encargan de la limpieza de las calles y de la recogida de basuras han actuado durante estos años, y también en la actualidad, con el rigor necesario para el mantenimiento del municipio. Sin embargo, no es culpa ni de éstos, ni del actual Gobierno municipal, ni de gobiernos anteriores, que haya una parte de la ciudadanía a la que le importe más bien poco la limpieza de Aranjuez. Si los trabajadores limpian su zona y a los pocos minutos hay ‘descerebrados’ que la vuelven a ensuciar sin ningún tipo de escrúpulos, poco o nada se puede hacer. El problema, por lo tanto, no es que no existan recursos o que no se invierta en la limpieza del municipio; el problema es de educación respecto al civismo. Es habitual ver contenedores en mal estado y algunos de ellos, es cierto, deteriorados por el paso de los años, un problema que va a ser subsanado con el nuevo contrato, que incluye la sustitución de éstos en su totalidad. También se pueden ver papeleras arrancadas de su sitio o bancos rotos en varias zonas de la localidad. Estos desperfectos no se ocasionan solos, tiene que existir la figura del incívico para que se produzca; y existir, existe. Tampoco las bolsas de basura saltan solas desde el contenedor hasta la calzada, o tampoco algunos objetos salen por la puerta del domicilio y se aposentan en el contenedor público en lugar de ir hasta el punto limpio. Es un problema educativo y esto es lo que hay que erradicar. Hay quien afirma que esto se subsana con multas pero no sería justo culpar a la Policía Municipal de no estar siempre el el lugar oportuno en el momento justo para ‘cazar’ a quien ocasiona estos problemas. Tendría que multiplicarse la plantilla para poder atajar un problema que, aún así, sería difícil de solucionar. Lo peor de todo es que quienes se dedican a romper un contenedor, que cuesta cerca de mil euros, no se está dando cuenta que lo está pagando con sus impuestos… y con los del resto de ciudadanos. Quien deposita basura en las calles o no recoge los excrementos de su mascota tampoco se da cuenta que esto repercute en su propio bienestar y en el de sus familiares o vecinos. Por lo tanto, Aranjuez no tiene un problema con la limpieza y sí con quienes ensucian y esto solo de soluciona de una manera: educando.