[ Redacción. MÁS ] Acaba de jubilarse: Nada extraño para miles de personas que finalizan su periplo laboral acorde con la legislación aprobada en 2013 al respecto que permite jubilarse en 2018 a los 65 años si se ha cotizado 36 años y seis meses o más. Lo que diferencia a nuestro amigo Carmelo Redondo es que lleva 50 años cotizando tras el mostrador de una botica. Su andadura comenzó a los catorce años como chico de los recados en la farmacia de Jose Luis Toro y Román ( la farmacia se abrió en 1890 por Antonio González y hace un año fue adquirida por Ramón Mustieles) situada en la esquina de las calles Gobernador y Stuart aprendiendo fórmulas , nombres extrañísimos y hasta la alquimia de la farmacia cuando se hacían preparados y ungüentos para distintas aplicaciones contra dolores intestinales, picaduras o caída del cabello demostrando eficiencia y sabios consejos a los clientes que, según Carmelo, “preguntan cada cosa que te sorprenderías”. Carmelo acaba de jubilarse. Se pierde un activo que echarán de menos sus clientes-amigos que venían solicitando sus servicios y sus consejos a modo de un confesor para ciertos asuntos. El anecdotario es interminable Desde el pasado 13 de agosto el bueno de Carmelo tendrá tiempo para sus pasiones: la pesca, la buena mesa y los espárragos trigueros en compañía de su colega Pepe Huedo.