“LITTO NEBBIA: Vivimos en un mundo excesivamente materialista y violento y la Cultura parece ser un artículo de lujo”
[ Ricardo Lorenzo ]. Hace medio siglo -en 1967-, en La Perla -una cafetería del barrio de Once en Buenos Aires en la que muchos años antes, en la década del 20, se reunían Macedonio Fernández y un joven Jorge Luis Borges- nacía ‘La Balsa’, el buque insignia del rock cantado en castellano. Sus autores, Tanguito -cuya trágica vida inspiró el filme ‘Tango Feroz’- y Félix Francisco Nebbia Carbacho, Litto Nebbia, un muchacho rosarino recién llegado a “La ciudad de los sueños” -así llamó Rubén Darío a ‘La Reina del Plata’ omitiendo que los sueños pueden transformarse muchas veces en pesadilla-. ‘La Perla’ ya no existe, en su lugar hay una pizzería -La Americana-: una placa recuerda que aquí nació el rock argentino y en las puertas de los lavabos se reproduce la letra de la mítica canción: “Estoy muy solo y triste acá en este mundo abandonado,/ Tengo una idea: es la de irme al lugar que yo más quiero./Me falta algo para ir pues caminando yo no puedo,/ construiré una balsa y me iré a naufragar”. El muchacho rosarino está a punto de cumplir -en julio- los setenta años y es una leyenda viva de la música popular latinoamericana -intérprete, compositor de más de un millar de títulos cantados por artistas como Mercedes Sosa, Ana Belén, León Gieco, Luis Alberto Spinetta, Moris, Andrés Calamaro, Facundo Cabral; productor que, desde su sello Melopea, rescató muchos nombres capitales del tango -Enrique Cadícamo, Virgilio Expósito, Héctor Stamponi- en discos interpretados por Roberto ‘El Polaco’ Goyeneche, AdrianaVarela, La Porteña Tango Trío…; autor de las bandas sonoras de una veintena de películas; escritor… Anda de paseo por España, pero no ha podido sustraerse a la tentación de subirse a un escenario impulsado por los amigos que no han querido dejarle marchar sin escucharlo una vez más, en vivo -en carne viva- y en directo. Así, el pasado 17, se presentó en Barcelona -en la sala Les Enfants-; el próximo jueves 7 de junio -a las 20 h., en el Auditorio Joaquín Rodrigo del C.C. Isabel de Farnesio- lo hará en Aranjuez; y el día 10, en Valencia, en la sala Pete Rock.
¿Qué queda de aquél chico que llegó a Buenos Aires y que grabó ‘La Balsa’ con Los Gatos?
El alma. El mismo espíritu de vocación con que fui educado. Esto se mezcla hoy día con la experiencia y el constante deseo de crecer.
Usted experimentó lo que es ser un exiliado en los años de la dictadura militar y en México compuso ‘Sólo se trata de vivir’, el título de una de sus canciones más versionadas, pero también una declaración de principios. ¿Vivir es resistir?
‘Solo se trata de vivir’ es una de mis canciones más sentidas por la gente. Tiene más de 200 versiones ya realizadas internacionalmente. Para mí es una canción de viajero, de adversidad, de alguien que mientras avanza en la vida va reflexionando, porque comprende cada vez más un poco de qué se trata vivir. Cada quien puede hacer su reflexión personal a esto. Creo que mucha gente se identifica con estas letras, porque todas refieren a momentos emocionales que cualquiera vive en algún momento de su vida.
¿Como trabajador de la Cultura, como artista que se sienta al piano todos los días o se enfrenta al folio en blanco -o a la pantalla en blanco del ordenador- cuál es el estado de la creación actual en la Argentina neoliberal de Macri?
El estado de la cultura está bravo en casi todas partes porque vivimos en un mundo excesivamente materialista y violento para mi gusto. Por otro lado, la problemática social hace que mucha gente cada vez más esté preocupada por su salario, su trabajo, la vivienda y cosas por el estilo que están dentro de las necesidades básicas. Cuando sucede este tipo de situación, el arte, la cultura en general, comienza a parecer un artículo de lujo… Y entonces pareciera que las únicas manifestaciones a divulgar tienen que ser las que produzcan excesivas ganancias.