No les faltaba razón a quienes decidieron otorgar el título honorífico de ‘Maestros de Vida’ a los ribereños que cada año reciben su homenaje al llegar a la edad de 95 años. Y no les faltaba razón porque nuestros mayores llevan dando lecciones de vida desde tiempos inmemoriales. Son la voz de la experiencia pero también son el hilo conductor de que en este país se hayan conseguido tantos avances respecto a derechos y a reivindicaciones. Los pensionistas vuelven a impartir clases sobre cómo no se debe abandonar la pelea por unos derechos que tantos años les costó conseguir. El sistema público de pensiones en España se tambalea y aunque también es una realidad que el país no está a la cola de aquellos que tienen un sistema precario no es menos cierto que desde hace años las pensiones pierden poder adquisitivo. El Consejo de Ministros aprobó hace años una subida sistemática de un 0,25%, un porcentaje muy por debajo de lo que sube el IPC cada año y que empobrece cada día más a los pensionistas, que han decidido hace semanas salir a la calle para decirle al Ejecutivo que ese no es el camino, que llevan muchos años cotizando y aportando ingresos a la Seguridad Social para que ahora se les ninguneé. El Partido Popular está en la esquina del cuadrilátero porque no sabe cómo resolver esta situación. La hucha de las pensiones se ha ido vaciando desde el 2011, en el que el fondo de reserva se situaba en los 60.000 millones, hasta los 8.000 millones que quedan en la caja hoy. Y es imposible que ese fondo crezca mientras no se genere empleo de calidad. Afirma el Gobierno que España está saliendo de la crisis y se está generando empleo pero la realidad asevera que los contratos que se hacen hoy en día llevan, en su mayoría, la etiqueta de la precariedad. Mientras no se estipule por ley la subida del Salario Mínimo Interprofesional y se facilite la entrada de los jóvenes al mercado laboral, el sistema público de pensiones seguirá en la cuerda floja. Pero el sistema público de pensiones no es un coto privado de los pensionistas que, además, están reivindicando derechos para próximas generaciones y, sin embargo, no obtienen la reciprocidad reivindicativa que deberían. Los mayores de esta ciudad se concentran cada lunes en la plaza del Ayuntamiento para pedirle al Gobierno que el sistema cambie y no suele ser habitual, más allá de los apoyos institucionales de sindicatos y partidos políticos, verles rodeados de generaciones de presente y de futuro que, si esto no cambia, se verán abocados a una jubilación sin ingresos a pesar de contribuir durante una vida a la Seguridad Social. Los pensionistas esperan que no se les deje solos, que se sumen las voces más jóvenes que, como siempre, se beneficiarán de sus logros, si es que son capaces de conseguirlo. El futuro debe sostener al pasado, un pasado que sigue estando tan presente como siempre estuvo, haga frío, calor, nieve o llueva.