[ Héctor Anabitarte ] El machismo goza de muy buena salud. Los miembros de la Manada, tres de ellos miembros de fuerzas de seguridad del Estado…, utilizando internet festejaron con amigos lo que por el momento son presuntos violadores su fechoría, y más de uno respondió… envidioso, toda una hazaña según parece. Varios miembros de la Manada antes de lo sucedido en Pamplona eran responsables de desórdenes y delitos en diversas circunstancias. No es la primera vez que violaban Se sienten muy machos, protegidos por una sociedad manchada, comprensiva, con la violencia contra las mujeres. Familiares y amigos de la Manada no parecen censurar este tipo de comportamiento, se convierten en cómplices. Indigna a no pocas personas que como «prueba» el Tribunal tomara en cuenta el seguimiento que hicieron detectives privados de la víctima. Ese seguimiento, ¿qué pretende demostrar. Sería delito que la víctima no se haya derrumbado, no se haya suicidado. Según parece se atreve a salir sola de noche, sí, es muy valiente, todas las mujeres que salen solas de noche, y de día, corren algún riesgo. Así estamos, el machismo nunca duerme, dicen amar, que les gustan, las mujeres, pero en realidad las odian, y les tienen miedo. El machismo no tiene límites, los traspasa. En 2017 niñas y niños han sido asesinados por sus padres biológicos, vengándose de sus parejas o exparejas (nunca fueron parejas). Uno fue a comprar una radial a la ferretería del barrio y así asesinó a sus dos hijas. ¿Se nace asesino? En todo caso se nace con determinados instintos, que nos vienen desde muy lejos, y gracias a la educación, la cultura, a la ley, son contenidos. Basta oir lo que señores de aspecto muy respetable dicen cuando se encuentran en la calle con una joven atractiva, y considera que lo está provocando. Eso sí, que a su hija que no la toque nadie, hasta se pone celoso de su yerno, y en el caso de que su yerno maltrate a su hija no se entera. Su hija siempre fue rebelde, pero este es otro tema. Es de desear que la Justicia sea objetiva y que no sea ciega. Las mujeres, la sociedad, necesitan un antes y un después. Nada indica que por el momento se pueda ser optimista. Este permanente genocidio exige una rotunda respuesta. Desde hace diez años una asociación de mujeres, Aprender a Vivir de Aranjuez, lucha incansable por los derechos de la mujer a no ser asesinadas, maltratadas, ninguneadas, despreciadas, y en el día internacional de las mujeres apareció en la Plaza de la Constitución una nueva asociación, Marea Violeta, un grupo numeroso de jóvenes, muy jóvenes, sumándose a la lucha, muchachas pero también muchachos se incorporaron. Este desafío conviene que sea intergeneracional, interclasista, comprometiendo a personas al margen de sus preferencias políticas. Está en juego lo que se llama condición humana.