Si todo fuese una partida de cartas…
Pasar por la Corporación municipal debe ser como ir al psicoanalista. El último capítulo, que se ha desarrollado como si de una trama cinéfila se tratase, ha dejado en evidencia que lo que hoy es blanco mañana puede ser negro, y viceversa. El gobierno socialista presentó una propuesta, hace un par de semanas en pleno extraordinario, para que el Ayuntamiento se adheriese al plan ofertado por el Ministerio de Hacienda para disfrutar de 3 años de carencia en el pago de los créditos ICO, a los que se agarró el anterior Gobierno en su última legislatura para hacer frente al pago a proveedores. La resolución, como era evidente, traía consigo el pago de unos intereses que para la práctica totalidad de la oposición fue el mayor impedimento para dar su aprobación. Al Ejecutivo se le esfumó una solución y ante la posibilidad, avalada por la tesorera, de que a partir del 1 de junio el pago de las nóminas de los trabajadores municipales no pudiese hacerse efectivo decidieron plantarse y poner sobre la mesa una moción de confianza que iría vinculada a la aprobación del presupuesto. Un todo o nada que debería desembocar en una moción de censura y en una alternativa de Gobierno, si es que la hubiese. De lo contrario, presupuestos aprobados y confirmación de Gobierno. Pocos días después todo ha dado un giro tras ampliar el Ministerio el plazo para la adhesión. Ahora es el grupo Ciudadanos -curiosamente a raíz de la negación de la misma propuesta a su alcalde de Valdemoro- el que presenta la propuesta, aprobada con los votos a favor de PSOE, Aranjuez Ahora -aunque con abstención de Pamela Casarrubios-, In-Par y la concejal no adscrita, tras firmar los cuatro grupos una enmienda transaccional que le pone algunas obligaciones al Gobierno, entre las que destacan la concesión de una negociación presupuestaria, la garantía de que se pueda pagar la nueva carencia y que la alcaldesa no pueda firmar ningún documento que comprometa al Ayuntamiento sin el consentimiento de la oposición. De los intereses, ni rastro. Después de dos semanas y de una reunión con los trabajadores municipales parece que ya no son inconveniente para la aprobación de esta adhesión. Todos han puesto sobre la mesa sus cartas sin que ninguno parezca saber jugarlas. El Gobierno, que anunció de manera drástica que se había terminado la partida, vuelve a sentarse a la mesa ya que siempre podrá volver a gritar aquello de que viene el lobo. En el Partido Popular tratan de mirar el juego desde fuera, esperando el desgaste del oponente para, amparado en su derrota, poder sentarse a jugar. En Aranjuez Ahora intentan gestionar sus cartas sosteniendo argumentos circenses, justificando la abstención de Casarrubios como aval vigilante cuando la realidad es que en su grupo cada uno va a lo que le dicta el ‘subconsciente’, sin la red de una asamblea, inexistente, y sin órganos gestores que les amparen. A Ciudadanos les cuesta jugar sin el corsé de las cartas marcadas mientras que a In-Par no le llegan nunca buenas cartas y pretende jugar de farol. En Acipa parecen esperar que alguien les explique las reglas del juego para saber a qué atenerse. Todo esto aderezado con la mirada de la ciudadanía que, insólita, observa desde la barrera como se lidia el toro, si es que se puede lidiar.