El Motín de Aranjuez, ¿historia o costosa mascarada?
[ RICARDO LORENZO ]
Del 17 al 19 de marzo de 1808 se produjo un Golpe de Estado que pasó a la Historia con el nombre de Motín de Aranjuez. Un año antes, en El Escorial, había tenido lugar el ensayo general de dicho golpe: un intento fallido -por chapucero- que pretendió expulsar del poder al legítimo rey Carlos IV -y a su favorito, el superministro Manuel Godoy- entronizando a su hijo, el príncipe de Asturias, Fernando. En ‘La corte de Carlos IV’, segundo de los ‘Episodios nacionales’, de Benito Pérez Galdós, se reconstruye aquel ambiente de intriga en el que se fue gestando la conjura de los llamados “Fernandinos”, liderados por el príncipe de Asturias, su ambiciosa primera esposa María Antonia, su preceptor y guía espiritual, el siniestro cura Escoiquiz, y un grupo de nobles. Pío Baroja, por su parte, en ‘Juan Van Halen, el oficial aventurero’, da la nómina de aquellos conspiradores, flor y nata de la nobleza hispana, verdaderos conjurados “pata negra”: el duque del infantado; el infante don Antonio, hermano de Carlos IV; el marqués de Ayerbe; el duque de Bornos; el conde de Orgaz; el duque de Montemar; el marqués de Valmediano; el conde de Altamira; el marqués de Castelar, el conde de Montijo… Todos ellos fueron el alma del Motín de Aranjuez. Pero, entre todos ellos, indudablemente, el más pintoresco y curioso fue el conde de Montijo quien “disfrazado de aldeano y con el nombre de Tío Pedro, provocó el motín contra Godoy” (Pío Baroja). Los 46 ‘Episodios Nacionales’ distribuidos en seis series abarcan la historia de España desde Trafalgar a Cánovas. En todos, en cada uno de ellos, Galdós coloca como protagonista absoluto a esa entidad tan difícil de definir llamada “pueblo español”. En ‘El 19 de marzo y el dos de mayo’, la tercera novela de la primera serie, el “pueblo español” es representado en una doble vertiente. Los amotinados de los nefastos días de marzo de 1808 en Aranjuez son retratados por Galdós como la cara oscura y despreciable: una turba manipulada y pagada por la camarilla del príncipe Fernando VII capitaneada por el conde de Montijo, “El tío Pedro”. El pueblo del 2 de mayo, en Madrid, será el reverso heróico de la turba, su cara desinteresada y luminosa. El pueblo del 2 de mayo reacciona ante la inexistencia del Estado: la monarquía se inclina ante Napoleón, los nobles escapan a Bayona luego de capitular, el alto clero le imita. Solo queda el pueblo, la despreciada “canalla” -a la que rendirá homenaje Espronceda en la ‘Oda al dos de mayo’- que navaja en mano y con viejos mosquetones mata y se hace matar -como lo muestra, hora a hora, mínuto a mínuto, Arturo Pérez Reverte en ‘Un día de cólera’- y, lo más paradójico, no para defender sus intereses, sino como espontánea muestra de “inútil coraje” (como dice J. L. Borges, en el poema ‘España’). El Motín de Aranjuez merecería, por méritos propios, figurar en un capítulo de la borgiana “Historia Universal de la Infamia”. Sin embargo -resulta difícil entender y más aún explicar- se celebra todos los años, pasando del rigor histórico para que coincida con las últimas fiestas del verano, por septiembre, en este Real Sitio, con un multicolor espectáculo que ha sido declarado de especial “Interés” nacional e internacional. Tal vez será que sigo siendo un forastero, pero no alcanzo a comprender las razones de la celebración y me sigo preguntando cómo puede constituir un honor para alguien ser ‘Amotinado Mayor’ -con lo que el motín de Aranjuez significa- o lucir el famoso ‘Capote del Tío Pedro’ -que el Ayuntamiento otorga como distinción a personas o colectivos que se distinguen por su labor altruista- , sin tener en cuenta que se está ‘dignificando’ el disfraz utilizado por el Conde de Montijo para engatusar al pueblo contra Godoy, el odiado ‘choricero’, el chivo expiatorio, y hacer que protagonice una verdadera ‘caza del hombre’, un linchamiento que me recuerda a instantes de los filmes ‘La jauría humana’, de Arthur Penn o ‘Furia’, de Fritz Lang. El libreto actual del Motín, basado en la novela de Luis M. Moreno ‘Ecos de Revolución’, estrenado el pasado año, intenta arreglar en cierta forma el desaguisado: en esta nueva versión, la figura de Godoy sale bastante bien parada y se incorpora una mirada crítica a los acontecimientos de marzo de 1808 procurando una especie de ‘reconciliación’. No sé si dicho cambio alcanza para justificar el esfuerzo de continuar con una “tradición” costosa y absurda. Carlos Seco Serrano, de la Real Academia de Historia, en el prólogo de la biografía de Emilio La Parra ‘Manuel Godoy. La Aventura del Poder’ -Tusquets Editores, 2002- escribe: “La ‘Revolución de marzo’, que así la calificó enfáticamente el poeta Quintana, fue, de hecho, una lamentable mascarada que en último término sirvió para que sus promotores sirviesen en bandeja la soberanía y la independencia del país al omnipotente señor de Europa. Pero la historiografía posterior, invirtiendo los términos, ha seguido considerando al príncipe de la Paz como el responsable de la catástrofe que apenas dos meses después de la algarada de Aranjuez, quedaría sellada en las claudicaciones de Bayona. Siempre me ha parecido un triste exponente de la ignorancia supina de nuestra historia real, ese lamentable alarde folklórico que cada año evoca festivamente, en el Real Sitio, la ‘hazaña’ de ‘los amotinados’ de Aranjuez”.
Focus Aranjuez recrea en tiempo real ‘La noche del Motín de Aranjuez’
Esta noche, a las 22 h. en la Plaza de la Parada de Palacio, la hora exacta en la que estalló el motín hace 209 años, y a punto de celebrarse el mes próximo, el 12 de mayo, el 250 del nacimiento de Manuel Godoy, Focus Aranjuez organiza una Ruta urbana [con entrada por 5 euros] en la que se revivirán aquellas horas capitales en la Historia de España. El arquitecto Daniel Ruiz Zurita, responsable de las originales propuestas turístico-culturales de Focus Aranjuez, nos cuenta sobre el evento programado: “mientras paseamos por los escenarios del suceso, leeremos las descripciones escritas de testigos privilegiados (reyes y príncipes), víctimas y ejecutores, novelistas destacados y sólidos críticos que están redireccionando la historia conocida. Abordaremos la Noche del Motín con la rapidez con que se produjo y nos aproximaremos a cada protagonista, al contexto político y a sus consecuencias. Todo empezó en Aranjuez y todo se dirimiría entre unas cuantas personas que en sus relaciones personales, maquinaciones y voluntades, movían los designios de imperios”.