En el paseo marítimo de Blanes se encuentra la estatua de Carl Faust (1874-1952), una obra de Andrés Ginestet, inaugurada en 2007, con la que el Ayuntamiento gironés honraba la memoria de uno de sus hijos adoptivos más queridos. El alemán Carl Faust se vio atraído desde niño por las Ciencias Naturales, especialmente por la botánica, pero su familia decidió que estudiara Ciencias Económicas. Faust aceptó el destino asignado por  sus padres y a los 19 años comenzó a trabajar en Barcelona en la filial de una empresa alemana. Pronto creará su propia empresa y se hará rico, muy rico, sin olvidar jamás su amor por las plantas, al que sumó un nuevo amor: el Mediterráneo. En 1924, al cumplir los cincuenta, toma la decisión de su vida: abandona los negocios y se retira a Blanes para cumplir su sueño: crear un jardín botánico mediterráneo y ponerlo a disposición de todos los estudiosos que quisiesen profundizar en el conocimiento de la vida vegetal en un ambiente armónico y placentero. Por decirlo con sus palabras, fundar «una república epicúrea de los biólogos en la que sabios y estudiantes, lejos de los ruidos de la gran urbe, desprendidos de la vida cotidiana, en medio de un jardín interesante, de un clima ideal y de un paisaje helénico, pudiesen dedicarse por completo a la creación de valores ideales y a buscar la verdad única». Dicha “República epicúrea” tendría su residencia en uno de los más bellos lugares de la tierra:  Marimurtra, un impresionante jardín botánico  declarado Bien Cultural Nacional por el Gobierno de Cataluña, y miembro de la Red Europea de Jardines Historicos , junto a los Jardines de  Santa Clotilde de Lloret de Mar y los Jardines de Aranjuez.

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