Acipa ha denunciado el estado de la Avenida de Loyola, desde su  cruce con la calle Valera hasta el Pinar de Cables, criticando la carencia de papeleras, la suciedad de la calle y hasta la existencia de un poste derribado con los cables colgando.

El Grupo Municipal de Acipa ha denunciado la inexistencia de papeleras, caídas y rotas, tramos en los que no hay ni una sola y zonas con hasta tres en poco más de 30 metros.

Jesús Blasco, portavoz de la formación, dice no entender “por qué se llega a esta situación y nuestros gobernantes no están en la calle, no pasean por el municipio que gobiernan para darse cuenta de estos errores. No creemos que sea tan difícil darse cuenta de que las papeleras están mal distribuidas y que si se cuenta con un número limitado de ellas lo mejor que se puede hacer es repartirlas por la Avenida y sobre todo velar para que las existentes no se rompan y se cuiden.”

Blasco manifiesta que «este abandono del Gobierno implica además que no se pueda exigir a los ciudadanos que sean cívicos con su entorno».

El portavoz agrega que después de dos meses desde la tormenta que sacudió Aranjuez, sigue existiendo un poste de cemento caído en el suelo, con los correspondientes cables en el mismo lugar, convirtiendo la zona en un espacio de juegos peligroso para todas aquellas personas que pasean por la zona, con niños o mascotas. “Creemos que el Gobierno está dando una imagen lamentable a todos los vecinos de la zona, que día tras día ven como nadie trabaja para solucionar el problema. El Gobierno debe exigir a quien corresponda el arreglo del desperfecto o cuanto menos deberían dar las explicaciones pertinentes».

Acipa expone que los vecinos de la zona se quejan de la suciedad que se está empezando a acumular en el espacio verde de la Alameda de Cables, donde los escombros, la suciedad y los restos que arrojan algunos desaprensivos, están empezando a campar a sus anchas. «Creemos que de una vez el Gobierno debe salir a la calle y darse cuenta de las cosas que no funcionan como debería, porque son muchos los vecinos que nos trasladan su malestar al no poder disfrutar en condiciones de una zona muy transitada por los ribereños», concluye Blasco.