Como nací en la calle de La Paloma…
El escenario del Teatro Real Carlos III, el sábado 2 de mayo (a las 20hs), se transforma en calle madrileña en el día más majo de mayo y programa un Concierto de música de Zarzuela con dramaturgia y dirección de Susana Gómez y música de Federico Chueca, Pablo Sorozábal y Tomás Bretón, entre otros, interpretados por la soprano Eugenia Boix y el barítono Luis Cancino
acompañados por el pianista Brais García. El espectáculo será un viaje de nostalgias y de recuperación de un género que entusiasmó a nuestros mayores y que aún hoy tiene mucho que contar. Susana Gómez presenta para los lectores de Nuevo Más la propuesta más cheli para este fin de semana… y que Mari Pepa vaya preparando su mejor mantón para lucirlo en el Real.
COMO NACÍ EN LA CALLE DE LA PALOMA
Susana Gómez
Los nacidos en las últimas décadas del siglo pasado apenas mantenemos relación con un repertorio musical que formó parte de la cultura de varias generaciones de hablantes españoles desde mediados del siglo XIX. La zarzuela ha sido mucho más que las tramas, a veces alambicadas, en las que los compositores insertaban sus números musicales y que hoy se presentan como obras cerradas y graníticas en los grandes templos de la lírica. Los llamados cantables eran conocidos de Gijón a Cádiz, también al otro lado del océano; no parecía necesario conocer mucho de los personajes o el
argumento, lo cual facilitaba la apropiación por parte de todo aquel que se sintiera atraído por una melodía o un verso. Casi todo el mundo estaba familiarizado con los números de zarzuela y cualquier ocasión era buena para hacer alarde de una voz afinada. Recuerdo a mi abuelo materno, un caballero de origen extremeño, cantando el “¿Dónde vas con mantón de Manila?” a un renacuajo de no más de cinco años que, como no podía ser menos y sintiéndose aludida, le replicaba que se iba a la verbena. De ese modo tan inconsciente aprendíamos las músicas de otras generaciones y las integrábamos también en nuestras vidas.
En este sentido cabe preguntarse la razón por la que la zarzuela de tema madrileño ha tenido tanta presencia en la memoria emocional colectiva, incluso para los foráneos. Intuyo que el color único de su lenguaje, temática, melodías y ritmos, así como su variedad han determinado un carácter tan especial. Tampoco se entiende la zarzuela madrileña sin humor, a veces amargo, y sin la crítica al poder. Todo es, era posible a través de esas piezas llenas de energía que en algunos momentos también podían tornarse dramáticas, aunque solo en contadas ocasiones llegaba la sangre al río.
Este espectáculo rinde un pequeño homenaje a las melodías que algunos todavía tuvimos la suerte de escuchar y cantar de niños y que unos pocos hemos recuperado como parte de una infancia que sorprendentemente sigue intacta en algún lugar de la memoria.