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Publicado: Vie, Ene 30th, 2015

Aranjuez sufrió en sus vecinos el Holocausto nazi

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En Aranjuez se recuerda el Motín de 1808, un golpe de Estado minuciosamente preparado, que llevó al trono a un déspota, Fernando VII. En Aranjuez, una no tan antigua ciudad (hay que empezar a contar desde Felipe V), han sucedido múltiples acontecimientos, la historia de España no podría prescindir de esta villa, cuya madre es un río que ahora la abandona. Basta leer los “Pasaron por aquí” de Ricardo Lorenzo para darse cuenta que Aranjuez no deja a nadie indiferente.
Un pueblo necesita conocer su memoria colectiva, cultivarla. Sin memoria ignora cuál es su presente y hacia dónde se dirige. Resulta sorprendente que se haya comentado tan poco, y se conozca menos, que Aranjuez sufrió en sus vecinos, en sus carnes, el horror del Holocausto nazi. Pero nadie olvida nada (“Solo una cosa no hay, es el olvido”, Borges). Víctimas del Holocausto, setenta años después, claman contra la derogación de la Justicia Universa. El Gobierno de Rajoy se apresuró a derogarla apenas China manifestó su malestar, ante la acusación de que en Tibet practicó un verdadero genocidio.
En 2008, Ismael Moreno, magistrado de la Audiencia Nacional, admitió a trámite la denuncia contra cuatro miembros de las SS que “trabajaron” en los campos de concentración de Mauthausen, Sachsebhusen y Flosseabürg. El magistrado no dudó de que dichos nazis estaban implicados en un delito de genocidio, “que debe ser investigado por la jurisdicción española”. Conviene subrayar que los delitos de lesa humanidad no prescriben nunca. Desgraciadamente no se investigó, a pesar de que no se “abrían heridas”, ya que en Alemania se sigue condenando a los criminales por lo sucedido en los campos.
Cuando en Francia las autoridades nazis de ocupación preguntaron al régimen franquista qué hacer con los exiliados republicanos que habían huido al país vecino y habían sido hechos prisioneros por la Gestapo o por el ejército alemán, la respuesta no dejó lugar a ninguna duda: “No existen españoles allende las fronteras”. Por tanto los españoles fueron clasificados como apátridas e identificados en los campos de la muerte con el Triángulo Azul. Entre 1940 y 1945, unos 35.000 republicanos, muchos miembros de la Resistencia Francesa, fueron detenidos, y unos 10.000 fueron asesinados en los campos de la muerte. En Mauthausen (Austria) murieron nueve (pueden ser más) ribereños y otros cinco fueron liberados por efectivos de la 11º División Acorazada de los Estados Unidos, que fue recibida con una gran pancarta escrita en castellano.
Estas víctimas de semejante horror, que no eran precisamente apátridas, merecen al menos que en Aranjuez una calle, una avenida, una plaza, los recuerde. Y que menos que una placa de bronce con sus nombres en la fachada del Ayuntamiento.
Los ribereños liberados, el 5 de mayo de 1945, fueron: Antonio Belmonte García, Ángel López Chacón, Sabino Martín García, Julio Pérez Nieto y José Jaén Martínez.
Y la lista de los muertos, posiblemente incompleta, es la siguiente: Román Aranda Chacón, Julián López Nájera, José Arminio del Valle, Recaredo Díaz Mejía, Alfonso Díaz Salazar, Cesario Hidalgo Bustos, Julián López Nájera, Sergio Monzón Albendea y Laureano Muñoz Fernández.
Se suele decir que descansen en paz. En este caso, ante tanta indiferencia, es posible dudar que puedan hacerlo.
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Sobre el Autor

- Sindicalista, periodista, escritor y activista social. Vive en Aranjuez desde 2001. Es autor de varios libros y ensayos. Como periodista ha desarrollado su labor en Buenos Aires, Madrid, Barcelona, San Sebastián y Aranjuez. Participa activamente en la asociación de inmigrantes Hombro con Hombro.

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