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Publicado: Vie, Ene 30th, 2015

De Eduardo García, del PSOE y de la regeneración política

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La abrupta salida del ex alcalde Eduardo García del Partido Socialista marca la actualidad de una semana en la que queda patente el cainismo que sigue reinando en la izquierda y que tanto daño le ha hecho a lo largo de su historia. La expulsión del que durante 16 años fuera alcalde de Aranjuez no es el mejor escaparate para los socialistas de cara a las elecciones de mayo. El “divide y vencerás” es un vetusto dicho que viene al pelo en un caso que es una muesca más en la agitada historia de la Agrupación Socialista de Aranjuez, que tan solo vivió en una balsa de aceite durante los dos primeros mandatos orgánicos de Jesús Dionisio Ballesteros.

Bien es cierto también que la actual dirección cuenta con un importante respaldo entre la militancia socialista. Es un respaldo que ha ido creciendo en los distintos procesos internos que han ido celebrando los socialistas ribereños en estos últimos tres años, desembocando en unas primarias en las que la secretaria general, Cristina Moreno, se impuso a Juan Carlos Ramírez con un 75% de los votos. Ahí radica el origen de este problema, en la no asunción de unos resultados contundentes ni por parte del candidato derrotado ni por parte de alguno de sus apoyos, entre los que se encontraba el propio García. De alguien de su talla no cabía más que esperar que se pusiera a disposición del nuevo grupo de personas que ha asumido la dirección del PSOE, aportando experiencia y sabios consejos, que a buen seguro los tiene. Pero nada más lejos de la realidad. Él mismo reconoce que ha participado en las reuniones previas a la fundación de un nuevo partido liderado por Ramírez, dejando claro que, bien por expulsión o bien por baja voluntaria, su apuesta de futuro estaba afuera. García, quien merece todo el respeto de quien fue alcalde durante los años más difíciles de la democracia, ha obviado así la decisión soberana de sus ya ex compañeros de partido, así como la voz de la calle que grita por una regeneración de la política, tanto en sus formas como en sus caras visibles.

Una personalidad como la de Eduardo García, fundamental para entender el último cuarto de siglo de la historia de Aranjuez, no ha sabido entender este mensaje y ha optado por seguir siendo algo en política cuando ya lo ha sido todo. En el último año han dejado la política activa algunos de los nombres que brillaban en la época en la que brilló García. Se fue Rubalcaba y se fue Alfonso Guerra. Por irse, se fue hasta el rey Juan Carlos. Parece claro que es la hora del relevo, de una nueva generación de políticos que sepa afrontar los retos que tiene el país con ideas renovadas y ambiciosas. Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Albert Rivera o Alberto Garzón son ejemplos visibles de esa nueva generación de políticos que ha dado un paso al frente y que también necesitan sus referencias a nivel local.

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