El arbolado urbano, de mírame y no me toques
Cuando sopla el viento los pobres árboles se echan a temblar y más de uno (y de dos) dan con sus leñosos cuerpos en tierra.
La desatención municipal en su cuidado casi desde siempre no ayuda en estos casos.
La falta de podas adecuadas, el descuido en los riegos, la ausencia de desbroces, la carencia de destoconamientos, el inexistente repoblado de alcorques, la no reposición de elementos protectores o de guía, las obras irrespetuosas… todo hace que uno de nuestros pilares patrimoniales se esté viniendo abajo. Literalmente.