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Publicado: Vie, Mar 29th, 2019

Otro cumpleaños

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[ Laura Barreiro Marañón ] La gente cambia, aunque algunos se empeñen en decir que no pueden. Hay momentos en que todo se transforma, quizás sea poco a poco, o un cúmulo de circunstancias y de repente revisas tu alma y ves que no eres la misma, o hay ocasiones en que sabes el momento exacto. En mi caso supongo que he tenido todos los tipos siendo más consciente en algunas ocasiones que otras. Antes me empeñaba en decir que había nacido así y ya está, luego me di cuenta de que las habilidades sociales se trabajan diariamente, que comienzas a “actuar” pero finalmente llega a ser tu actitud y tu forma de vida. Otro momento fue en 2008, una ausencia grande que nos tambaleo y nos hizo a aprender a vivir de otra forma, sonriendo entre lágrimas y notando siempre su energía cercana pero sin poder tocarla. Y en 2012 llegó el siguiente. Nació mi hijo, la mayor alegría de mi vida, un terremoto de luz de mil colores, y comprendí lo que era el amor incondicional y admire a mis padres más aún de lo que ya lo hacía. Pero a los pocos días, me puse mala. Sin ser consciente de ello bailaba en un hilo frágil, sutil, perdiendo poco a poco luminosidad. No puedo contar cómo fue porque aunque era la “protagonista” parecía que no me pasaba a mi. Lo que más deseaba era poder ver a mi hijo, tenerlo en brazos, darle todo lo que tenía en mi interior. Y además estaba mi familia, los que dan todo por mi, los que no se rendían, los que pintaban una sonrisa antes de pasar a verme a ese cubículo, y me animaban, y me querían y me dejaban su fuerza, quizás por eso luego notaban que se tambaleaban, aunque nunca lo han reconocido delante de mi. De nuevo inconscientemente, cogí ese hilo, lo trencé con la fuerza de los míos, con los aprendizajes, con la energía que me dejó mi hermana, y todos los que la antecedieron. Busqué el ejemplo de esas personas maravillosas que han sufrido y se han reconstruido y también la promesa de ese ser tan especial que es mi niño, mi pequeño guerrero de luz. Y ya no me conformé con lo de antes, sino que DECIDÍ VIVIR. En ese momento me hice dueña de mi vida, y me prometí que sería siempre fiel a mi, que buscaría lo mejor, que no me conformaría con poco porque lo merezco todo, que tenía que devolver todo lo que me habían dado, no por obligación, sino porque eso me hace sentir mejor. Tuve que rozar la oscuridad para iluminarme desde dentro y reflejarlo fuera. Nunca podré agradecer lo suficiente a todas esas personas, sabéis perfectamente quienes sois, todo lo que me distéis. Y a los que os dieron las fuerzas, aunque no lo hicieran conmigo directamente. Creamos una cadena que no se rompe. Comprendí que hay ocasiones en las que se tienen varios cumpleaños, que se deben celebrar.

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